¿El fin de ETA?
Hoy ha comenzado el alto el fuego permanente que según los comunicados de los dos dÃas anteriores declaraba ETA. Los interrogantes son desconcertantes.
A la euforia e incredulidad inicial, sigue un analisis más frÃo. Vemos que la banda armada, tras el importante anuncio, hace una serie de exigencias, sobre la evolución del proceso polÃtico vasco, donde todas las opciones polÃticas pueden existir (¿var por ellos o por nosotros?) y sobre la obligación de los estados español y francés de respetar el derecho de autodeterminación (que como habréis leÃdo u oÃdo hasta la saciedad no ha sido explÃcitamente nombrado).
Quiero pensar que estas “exigencias” no son en realidad más que los “deseos” que la ETA tiene que expresar para que su comunicado no suene a declaración de rendición, y que realmente, como han dicho, sea cuál sea el rumbo que tome Euskadi, nadie vuelva a matar a nadie.
Más interrogantes: ¿cómo llevarán este proceso los partidos polÃticos? ¿Cesará también el fuego entre socialistas y populares en materia anti-terrorista? ¿Sabrán estar a la altura de las circunstancias? Las primeras declaraciones apuntan a que no, aunque en el congreso las palabras fueron de colaboración.
Ahà también la cosa pinta difÃcil. Al Partido Popular no le harÃa ninguna gracia que el fin de tantas décadas de terrorismo ocurriese precisamente en la era Zapatero. Justo cuando el tema del Estatut golpeaba sin piedad la popularidad socialista, cuando los matrimonios homosexuales parecÃa una medida sonora, pero intrascendente para la población mayoritaria, cuando la retirada de las tropas de Iraq sonaba rancia, aparece la posibilidad de unlogro tan trascendente, sonoro y positivo que no sólo marcará profundamente la historia de este paÃs, sino que puede hacer crecer como la espuma la fé de la gente en el gobierno del PSOE (traducción: votos).
Un momento tan importante en la Historia, exige comportamientos que estén a la altura. Lo primero que deberÃa hacer el gobierno de ZP es admitir el gran papel que el Partido Popular ha tenido en la derrota de ETA, repartiendo asà las medallas para que todos estén contentos. Asà ellos pueden relajarse y colaborar en el proceso, en lugar de intentar boicotearlo para que otros no se lleven el tanto.
¿Es demasiado exigir talla polÃtica a nuestros polÃticos? Espero que no.