El verano y yo
¿Qué le he hecho yo al verano?
Hace ya bastantes años que el verano y yo no nos llevamos bien. Desde que entré en la facultad, lo cuál se me antoja en los albores de los tiempos, no he tenido ni un solo verano libre de los libros y apuntes, que si bien didácticos, no dejan de ser tediosos, ni de escapar al concepto de actividad veraniega atractiva.
Aunque para ser justos, de la definición de chico JASP, trataba de librarme como pudiera de la J, tomándome un mes de unas veces más y otras veces menos ocio.
Este año, sin embargo, las halagüeñas perspectivas de un estÃo libre, dado que terminé al fin las asignaturas, se disiparon al echar cuentas y encontrarme que por tiempo trabajado me corresponden tan sólo 7 dÃas, naturales para más inri, de vacaciones. Ni que decir tiene que esas cuentas han sido calculadas por la empresa, ya que de haberlas hecho yo, dado mi optimismo natural, intuyo que el resultado habrÃa sido más generoso.
¿Y por qué os cuento esto? Supongo que por deseo de desahogo, y porque intuyo que a mi compañera de asiento en el autobús que se dirige a Granada, no iba a mostrar mayor interés por mi historia que el que por cortesÃa quisiera fingir.
En fin me deseo lo mejor, y que a falta de duración, al menos sà sean intensos esos dÃas. Depende de mÃ… supongo.