Estuve escuchando la COPE
La COPE se empeñó en aparecer el viernes pasado. Me resultó curioso porque hacÃa poco me habÃan recomendado en los foros de mi escuela que escuchara esta radio para obtener información objetiva y diferente al imperio mediático de PRISA.
En primer lugar, Escolar nos comentó cómo el tertuliano Carlos DÃaz se habÃa atrevido a decirle a la cara a Cristina Schmidt que no estaba siendo franca.

Más tarde tuve que coger un taxi. El taxista tenÃa puesta la radio. La emisora no la dijeron, pero no me hizo falta demasiado para deducirla.
Pusieron unas declaraciones de MarÃa Teresa Fernández de la Vega en la que, refiriéndose a los múltiples conflictos sociales, decÃa que no habÃa ninguna mano meciendo la cuna.
Los tertulianos, en un alarde de objetividad, recriminaron a la vicepresidenta que culpara a manos y conspiraciones de los problemas del gobierno.
Sólo un tertuliano, que también era de derchas pero era el único con un poco de decencia, dijo “yo he oÃdo que no habÃa ninguna mano, a lo que sus compañeros le respondieron que la vicepresidenta era muy sutil y cuando decÃa que no habÃa manos querÃa decir que las habÃa.
Es decir, el colmo de la manipulación, que es decir lo contrario de lo que ha sucedido en realidad. Ya Libertad Digital convirtió a España, único paÃs en votar en contra de las patentes de software, en el único paÃs que las habÃa apoyado (os lo juro).
En fin, la COPE siguió hablando. ¿Cómo situarse en contra del gobierno sin ponerse de lado de los trabajadores? Pues según los tertulianos el gobierno habÃa animado a todas las movilizaciones ya que el presidente dijo, atención a la maldad de la frase, “que el gobierno se ocuparÃa de los problemas de todos los sectores”. Un gobierno que se ocupa de los problemas de todos, qué irresponsabilidad.
Las lumbreras del micrófono veÃan injustificadas las ayudas a camioneros, pescadores, agricultores, etc por el precio del petróleo y dándoles ayuda solamente animaba a otros sectores a pedir lo mismo y “dos huevos duros”. Ellos mismos, sufridos trabajadores, sufrÃan el precio de los carburantes porque, pobreticos mÃos, tenÃan que desplazarse en coche del sillón de su casa al sillón de la radio. Es vergonzoso que unos tÃos, a los que se le supone no sabemos por qué que saben de todo, que viven de rajar del gobierno y de decir las tonterÃas que estuve escuchando, quieran comparar el coste que les supone mover su culo con el de un camionero que pasa 10 horas diarias al volante.
Después fue el turno de los mineros. Nos contaron que se trata de un colectivo casi mafioso, un grupo de presión capaz de someter a los gobiernos de cualquier signo. Ni tan siquera Franco (pronúnciese con veneración) pudo con ellos, no en 1934 -se apresuraron a matizar- cuando no supusieron ningún problema para él- sino más adelante cuando tuvo que hacerles concesiones sociales. Y todo ello porque los mineros han creado leyendas y mitos sobre lo duro de su trabajo y el envejecimiento que éste provoca.

Por si no fuera suficiente, a la vuelta Inconexo me animó a que escuchara un fragmento en el cual, según decÃa la cadena, se podÃa ver la verdadera actitud de ZP ante las mujeres.
El fragmento era del programa La Tarde con Cristina. Resumiendo mucho, aparecÃa Zapatero, imitado bastante bien, eso sÃ, que se hacÃa llamar “el Justiciero de la Mujer” quién por teléfono atendÃa los problemas de las mujeres. Los problemas de la mujer según la parodia eran que a una le robaban el catálogo de Venca (una tienda de ropa por correo) y que a otra se le pegaban los dedos a la sábana al ponerse esmalte de uñas. Ante estos problemas Zapatero destinaba recursos exagerados y tropas. De la parodia se desprendÃa:
- Que las medidas del gobierno para la mujer son exageradas e innecesarias.
- Que las mujeres no tienen problemas graves como el alto paro femenino, sus bajos sueldos, sus obstáculos para acceder a puestos de responsabilidad, el alto Ãndice de maltrato doméstico o que la sociedad sigue sin tomarlas tan en serio como a los hombres.
- Que las mujeres son superficiales y sus preocupaciones son comprar ropa y pintarse las uñas.
Ante todo esto Cristina, que casualmente es una mujer, no tuvo nada que decir más que reÃrle la gracia a los humoristas.
Una pequeña sobredosis de manipulación derechona y carca. Pero de vez en cuando hay que escuchar estas cosas aunque sea para conocerlas.