Saltando de artÃculo en artÃculo en la Wikipedia inglesa (uno de mis pasatiempos favoritos), he dado con una etnia muy original de China: los Mosuo y, aunque no voy a aportar nada que no haya aprendido allà (por lo que recomiendo al verdaderamente interesado no perder el tiempo aquà y pasarse al artÃculo citado), sà quiero resumir un poco lo que me ha resultado interesante de lo que he aprendido.
Los Mosuo son una pequeña comunidad de unos 50000 habitantes que viven en el Himalaya tibetano y que han mantenido una cultura propia. A diferencia de las mayorÃas de las etnias chinas, su sociedad es matriarcal, o al menos el linaje se traza a través de la mujer.
Algunos consideran más correcto decir que el linaje se traza en realidad a través de la casa. Esto, es, una persona nace en una familia, y vive con ella, en la residencia familiar, hasta que muere. Este hecho, acarrea consecuencias muy importantes para la sociedad, como la inexistencia del matrimonio. Vamos a explicar, entonces, como funciona todo esto.
Cuando una chica está en edad de merecer, esto es, ha superado la pubertad, adquiere la potestad de invitar a chicos de otra familia a su dormitorio. Se recomienda discreción, por lo que el hombre, cual adolescente hormonado, realiza visitas nocturnas a la casa de la familia de su amante, y se cuela en su habitación, donde dan rienda suelta a la pasión. Antes del amanecer, el visitante debe abandonar la casa y volver a la de la propia familia, dado que es con ella con quien tiene obligaciones. Al que algo quiere, algo le cuesta, y parece que el precio del sexo de estos amantes nocturnos es el poco descanso.
Estos noviazgos casi a hurtadillas pueden durar bastantes años, a veces toda una vida, pero la mujer siempre tiene la potestad de cambiar de amante, o incluso, aunque sea poco común, mantener varios a la vez (el artÃculo no habla sobre las posibilidades promiscuas de sus varones). Tarde o temprano, estas visitas acaban en embarazo, lo cuál más que un problema constituye una necesidad, pues es el único modo por el que los mosuo son traÃdos al mundo.
Si me vais siguiendo, habréis comprendido que un padre no tiene ningún vÃnculo de propiedad sobre su hijo. Un nacimiento cambia poco: cada progenitor sigue con su vida y sus obligaciones hacia su propia familia. Las familias no se unen y mantienen su independencia. AsÃ, el neonato será cuidado en la casa de su madre, no sólo por ésta, sino por todos los hombres y mujeres que allà residen (abuelos, tÃos, primos,…).
A pesar de ser llamada una sociedad matriarcal, en realidad para los mosuo tiene poca importancia que el que venga al mundo sea chico o chica (lejos de los problemas de sus compatriotas). Lo único que tiene importancia es tener un relativo equilibrio entre la cantidad de ambos sexos. Pero los problemas en este sentido se pueden arreglar mediante la adopción, o el intercambio de niños entre familias.
A este modo de organización se le ha llamado absurdamente “matrimonios caminantes”, en referencia a las caminatas que los esforzados varones se dan por la causa, y a pesar de que no existe el matrimonio como tal. A mÃ, hombre de mentalidad occidental, esta costumbre me recuerda a vivir toda la vida como en los “años mozos” (¿etimologÃa común?), pero de modo más radical. Es decir, vivir con tus padres, ver a tu novia ocasionalmente, y después volver cada uno a su casa con su familia. Como desventaja, siempre tendrás que vivir con tus padres (allà el “mientras vivas bajo mi techo” es eterno), y en el mejor de los casos te pegarás unas buenas pechás de andar- si bien sarna con gusto no pica. Como ventaja, te libras del riesgo de que no sea tan fácil aguantar a tu esposa todo el dÃa que unas pocas- y placenteras- horas.
Y para terminar, si tus padres son leÃdos en culturas asiáticas, y te llaman “mosuo” algún dÃa, posiblemente estés capacitado para comprender qué te quieren dar a entender.